viernes, 17 de julio de 2015

Miscelánea: La lectura en vacaciones, versión lectores inconstantes

Creo que no hay mejor definición que la que dice esta tira, ¿no lo creen?

He decidido escribir esta pequeña entrada porque sé que la mayoría ya estarán de vacaciones para ahora (los que no, pueden fingir que lo están y se sentirán mejor), y aunque unos se anden muriendo de calor, otros se ahoguen por la lluvias, y unos más disfruten de la primera parte del invierno, sabemos que hay algo que a todos nos encanta hacer en estas fechas: comer leer.
No importa si nos quedamos en casa, o hacemos un viajecito a la playa o a una ciudad distinta, ya que siempre cargamos con uno o dos (o más) libros para pasar un ratito tranquilos. Es fácil comprender esta actividad, porque durante el periodo no-vacacional nos la pasamos de un lado a otro bajo constantes cargas de trabajo y estrés; la escuela, el trabajo y la familia, deben de ser cuidadosamente balanceados de forma que nadie colapse antes de que lleguen las vacaciones.



Hay un momento casi mágico en el que miras a tu alrededor y te das cuenta: ¡eres libre! no más horarios ni fechas de entrega, ni se diga que ahora te despiertas tres horas después de lo usual.
Sin embargo la libertad es una gran responsabilidad cuando a hábitos de lectura nos referimos; muchas personas están tan acostumbradas (¡¿cómo lo hacen?!) a combinar su vida diaria con una buena lectura, que al llegar esta época lo único que sienten es el alivio de poder terminar un libro de una sentada, pero, ¿qué pasa con nosotros, los lectores inconstantes?

Primero damos gracias a todos los dioses habidos y por haber que finalmente podamos tocar un libro sin términos científicos -sin contar el directorio telefónico- por más de cinco minutos a la semana, luego nos damos cuenta de que tenemos mucho que leer, y que hay libros que comenzamos las vacaciones anteriores y aún no hemos acabado, ¿recordaremos todos los personajes? ¿aún nos sabemos la trama? quizá será mejor empezar desde el inicio... con el riesgo de volver a quedarnos atrapados a la mitad, por quinta vez consecutiva.

Tomamos al menos dos libros: el que dejamos inconcluso empolvándose en el librero, y el que nos auto-regalamos en nuestro cumpleaños y que aún lleva la envoltura y el precio. Hay que empezar por algún lado.

No llevamos ni un capítulo cuando notamos que ya no tenemos tanta práctica, quizá pasó una mosca muy cerca o el volumen de la tele de los vecinos estaba muy fuerte, pero tú ya te distrajiste. ¿Qué programa están viendo?

¿Recuerdas cuando tenías más tiempo para leer? ¡cómo devorabas los libros uno tras otro!, ahora te contentas con poder leer dos capítulos seguidos sin sentir la necesidad de pararte a revisar si alguien te ha publicado algo en las redes sociales, o si tu último profesor ya subió la calificación.

El colmo se da cuando sales de tu ciudad y estás tumbada en la arena con un libro junto a ti, sabes que debes leerlo, de hecho quieres leerlo, pero ¿has visto que bonito es el mar? ya casi no recordabas el sol sobre tu piel, y realmente has trabajado tanto que solamente quieres tumbarte durante un par de días y dejar a tu cerebro descansar. Después de un rato de estar mirando el horizonte y al salvavidas recuerdas tu lectura pero ¡vaya! te están llamando para comer; quizá más al rato te puedas encerrar en el hotel a leer un poco, eso si tu mamá no los convence a todos de ir a caminar un rato por la orilla de la playa, o hasta la atracción turística más cercana.


No importa cómo lo intentes: en físico, en la computadora, en tu nuevo kindle o en la tableta; siempre tendrás distracciones, y siempre te verás tentado a decir "lo leo luego" (como si se presentaran muchas oportunidades como ésta) o "al fin que ya van a estrenar la película" (bueno, esto casi nunca pasa).

Aún así, cuando las vacaciones llegan a su fin, te sorprendes al darte cuenta de que en sólo un mes has conocido a tres autores nuevos, cinco guerreras, dos chicos problemáticos y varias mascotas traviesas, ¿cómo lo hiciste? nadie lo sabe, al fin de cuenta, inconstantes o no, todos los lectores estamos ávidos por nuestros libros.

Nota: esta entrada la hice basada en mi experiencia de inconstante. Cualquier parecido con la realidad, o con los lectores constantes durante el periodo vacacional, es mera coincidencia.

6 comentarios:

  1. No pude haberme sentido mas identificada. La verdad eso siempre me pasa, y es sorprendente pero leo mas en época de clases que en vacaciones, no se porque, pero es así, espero usar estas vacaciones para retomar mi lectura y no distraerme con todo lo que rodea a la sociedad. ¡Interesante post! Un beso.
    Maria.

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    1. ¡Hola!
      Yo he dejado de hacer tareas para leer lo que me interesa, pero somo siempre termino sintiéndome culpable lo dejo. Y retomo en vacaciones. A veces xD
      Gracias por pasarte.
      Besos.

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  2. Yo espero conocer a más de tres autores en esta semana que tengo libre.

    Me gustó mucho la primer imagen


    Saludos. :D

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    1. ¡Qué tal!
      He puesto tres porque luego me da por releer mucho D; amo releer, incluso aunque tenga libros nuevos, releo ;CCC
      Muchas gracias por comentar.
      Besos.

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  3. Hola!
    Es cierto, es bueno acompañar nuestras compañeras con nuestro más fiel aliado: un libro.
    Besos

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  4. ¡Hola!
    Supongo que quisiste decir "acompañar nuestras vacaciones" xD pero es cierto, uno, dos... o mil.
    Saludos!

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¡Que no muerdo!
(Solamente si eres irrespetuoso, ahí sí, cuidado)